La Imagen de Ntra. Sra. de la Santa Vera Cruz es la de una Dolorosa de vestir o de candelero, de una extraordinaria y logradísima belleza e intachable ejecución. El rostro aparece levemente inclinado hacia el lado derecho, habiendo conseguido plasmar el escultor el preciso instante en que un desgarrador y contenido sollozo se convierte en llanto.
Sobre la autoría de esta Dolorosa se han estado barajando durante mucho tiempo los nombres de Juan Bautista y Antonio del Castillo, por su intima vinculación con la Archicofradía de la Sangre, pero sin embargo en 1995, José Escalante Jiménez, tras un detallado estudio de los documentos del archivo particular de la Hermandad, descubre la autoría real de la Imagen y que corresponde a Jerónimo Brenes, como veremos más adelante. El modelo iconográfico de la Dolorosa aparece ya perfectamente definido en Antequera a finales del Siglo XVI. Y se desarrolla a partir de la centuria siguiente. El modelo es siempre el mismo. Son imágenes de candelero para vestir. Razón por la que sólo presentan talladas en madera la mascarilla y las manos. Sus pequeñas distinciones, se centran en la policromía de las mascarillas, y en los giros e inclinaciones de la cabeza, así como en la posición de las manos y su expresividad. Esto explica la dificultad que entraña su catalogación. Durante el Siglo XVII se introducen elementos novedosos. La efigie se enriquece, por afanes naturistas, con ciertos postizos: ojos, lágrimas de cristal, pestañas y cabellos naturales. Y, en el siglo XIX, la indumentaria, realizada a base de ricas telas y bordados, denuncia la afición a lo curvilíneo, a lo decorativo y al efectismo teatral tan propio del sentimiento cortesano de la época. Dentro de ésta tipología encuadramos a Nuestra Señora de la Santa Vera-Cruz, cotitular de la Archicofradía de la Sangre. Su modelo iconográfico responde al conocido prototipo de ”Mater Dolorosa”, de pie, la cabeza de rostro lloroso ligeramente inclinada hacia su derecha y con las manos juntas y los dedos entrelazados. En las últimas décadas, sin embargo se muestra con las manos abiertas, siendo las actuales del escultor Carmonense Francisco Buiza Fernández (1981).