Sede Canónica

REAL MONASTERIO DE SAN ZOILO MÁRTIR

El Real Monasterio de San Zoilo, que perteneció a los Franciscanos Observantes, fue el primero que se fundó en la ciudad después de la conquista a los musulmanes el año 1410. Los Reyes Católicos, por una real cédula dada en Granada el 18 de septiembre del año 1500, concedían licencia a la ciudad para que ésta cediera 700 varas de terreno en el que poder levantar el monasterio y la huerta. Por su parte los monarcas aportaron la cantidad de 600.000 maravedís para las obras, que parece duraron desde el año 1503 a 1515. La espadaña mayor se hizo en gran parte de una limosna de la ciudad –de 300 ducados-, autorizada por el Rey Felipe III en una real cédula de 25 de enero de 1599. La portada de piedra, con arco campanel y archivoltas, es de un gótico muy tardío y se decora con el cordón franciscano.

El interior responde al esquema de templo de orden mendicante de la época, de nave cubierta con armadura de madera y capilla mayor con bóveda de crucería gótica, aunque todo ello fue remodelado en el s. XVII con yeserías de estilo manierista, realizadas por el maestro Francisco Gutiérrez.

CAPILLA DE LA COFRADÍA DE LA SANGRE Y SANTA VERA-CRUZ

Se sitúa a los pies de la nave izquierda o del Evangelio y fue construida en el año 1543, después de que la comunidad de franciscanos cediera el terreno correspondiente. Este espacio se compartimenta en tres ámbitos, uno el central más amplio cubierto con bóveda gótica estrellada –correspondiente a la capilla original- y otros dos laterales más reducidos. La bóveda manierista del tramo izquierdo la construyó Francisco Gutiérrez en el año 1599. El camarín se levantó en 1704, si bien sufrió una importantísima remodelación de Cristóbal García, que fue miembro de la Hermandad. En este camarín se venera la imagen de Jesús Nazareno de la Sangre, obra manierista de hacia 1590 que se atribuye a Diego de Vega, discípulo de Pablo de Rojas. Esta magnífica escultura, que aparece sobre peana dieciochesca de estilo rococó, está considerada como una de las mejores piezas del patrimonio artístico local, destacando en ella la elegancia del drapeado de sus paños y la bella cabeza.

En el lateral de la derecha, ocupando un retablo tardo-neoclásico del s. XIX, vemos la imagen de vestir de Santa Elena, realizada en el s. XVII y restaurada en nuestros días.

NAVE DEL EVANGELIO

A continuación de la Capilla de la Sangre se encuentra el retablo barroco de la Virgen de los Dolores, donde se encuentra el Cristo Resucitado.

La siguiente capilla, que fue de la familia Baeza, tiene retablo plateresco con importantes pinturas hispano-florentinas sobre tabla, la central dedicada a la Virgen de la Antigua, hoy sin el gran lienzo titular original de Antonio Mohedano, que se expone en el Museo Municipal. La bóveda de cascarón, decorada de elegantes yeserías de estilo manierista, fue labrada en 1593 por el maestro alarife Francisco Gutiérrez.

A continuación, encontramos la capilla del Santo Cristo Verde. Esta escultura de crucificado es obra de transición gótico-renacentista y fue realizada en Granada en 1543 por Jerónimo Quijano.

El siguiente tramo de esta nave lo ocupa un original retablo de estilo rococó, realizado a finales del s. XVIII y dedicado a la imagen de vestir de San Francisco de Asís, siendo ésta de la centuria anterior.

La última capilla de esta nave tiene dos altares, a la izquierda la imagen de la Virgen de los Ángeles –de vestir, del s. XVIII y, un solo retablo llamado del Comulgatorio o de la Orden Tercera. Esta ensambladura, de comienzos de s. XVIII y dorada por Manuel de Borja, responde al esquema tradicional de los Churriguera. En las diferentes hornacinas vemos las imágenes policromadas y estofadas de San Luis Rey, San Francisco de Asís y Santa Isabel de Hungría.

CAPILLA MAYOR

Ocupa todo su testero el retablo mayor, construido por el entallador Antonio Palomo en el año 1787, dentro de un estilo de transición del rococó al neoclasicismo. En las hornacinas laterales del cuerpo principal, entre columnas corintias enjaezadas, se pueden ver las esculturas de Santo Domingo y San Francisco de Asís. En el ático, aparte de la escena del Calvario central, están las imágenes de San Zoilo Mártir, titular del templo, y San Francisco Solano, a la izquierda y derecha respectivamente.

Tras de una amplia embocadura se sitúa la estancia del camarín, coetáneo del retablo y dedicado al culto de la Virgen de la Vera-Cruz. Esta dolorosa, que preside desde un airoso templete en madera dorada de estilo rococó, es una bella imagen de vestir obra de Jerónimo Brenes de 1613.

Decoran esta capilla mayor dos enormes lienzos copias de Pedro Pablo Rubens, con el tema del Triunfo de la Iglesia sobre la Herejía y la Idolatría.

NAVE LATERAL Y DE LA EPÍSTOLA

Sólo presenta dos tramos de capillas. En la primera, la más cercana a la mayor, interesa destacar el retablo barroco de la Virgen de la Candelaria de cierto aire colonial: la imagen titular, de vestir, parece obra del s. XVII restaurada en el siguiente. Junto a anterior se encuentra el retablo dorado de San José, de estilo barroco y atribuible al ensamblador Antonio de Ribera. La imagen del santo patriarca es de finales del s. XVI y el Niño Jesús que sostiene en su brazo derecho, del escultor Andrés de Carvajal (s. XVIII). En la siguiente capilla vemos, en un retablo similar al frontero de San Francisco de Asís, la interesante escultura de San Antonio de Padua, obra de comienzos del s. XVII.

El resto de las capillas de este lateral carecen de espacio propio y son retablos adosados al muro de la nave central. En dirección a la puerta de la calle encontramos el de San Buenaventura, representado en un gran lienzo del s. XVIII de artista anónimo; el magnífico retablo rococó (1773) sin policromar de San Diego de Alcalá, con imagen titular de escuela granadina de finales del s. XVI; y el de San Silvestre, con imagen atribuida a Migue Márquez. Junto al cancel de la entrada, cuelga un lienzo apaisado de grandes proporciones, del s. XVII, representando a los Mártires franciscanos del Japón.

SACRISTÍA Y CORO

En la sacristía destacan la antigua cajonera de estilo barroco, realizada en 1728 por el maestro Pastrana ayudado por un tal fray Juan Manuel. Desmontada hace algunos años para reconstruir la estancia, se ha restaurado y vuelto a montar en 1993.

En el coro podemos admirar la antigua sillería gótica, coetánea de la construcción del templo. Es muy similar, en su sencillez, a la de la catedral de Granada. Las yeserías que decoran este espacio coral fueron labradas por Francisco Gutiérrez Garrido en 1585.

CLAUSTRO

De antiguo recinto monacal sólo se conserva el patio claustral y el artesonado del refectorio de los frailes. La arquitectura de claustro, de doble galería abierta, responde al gótico final o “Reyes Católicos” y se relaciona con la obra de Enrique de Egas. Las columnas toscanas de caliza roja de la galería baja son sustituciones del s. XVII; de las originales, que eran entorchadas y labradas en piedra arenisca, aún se conservan restos en el Museo Municipal y otros puntos de la ciudad.

Textos: Jesús Romero Benítez